miércoles, 10 de agosto de 2011

Una semana en La Habana - Martes 2 de Agosto.


La madrugada del Martes me fue imposible dormir. El miedo de no despertarme temprano y perder el avión, me hizo estar semidespierto o semidormido, depende de como se quiera ver. Durante la madrugada, analizaba todo lo que me había sucedido esa semana, todo lo que aprendí y las dudas que aclaré. Pero un asunto me inundaba, cierta cuestión no había sido resuelta: el por qué del requisito de la Carta de Invitación para que los cubanos puedan salir como turistas. Realmente era un tema del que no había tenido una justificación válida. El pretexto de que esa carta invitación era una especie de "seguro" que me dieron los veteranos del Centro Nacional de Combatientes no me satisfizo. En toda La Habana, con la gente que hable, nadie estaba de acuerdo con esa medida, por lo que su eliminación fue el deseo que más me expresaron los cubanos. Mientras pensaba en ello, me puse a ver la televisión cubana. Aunque había una película que me gustaba en otro canal, decidí ver los canales nacionales, ya que la película la podía ver después, en cambio, la programación cubana quien sabe cuando la volveré a ver. Así con sueño, pensativo y con las axilas totalmente irritadas, pasé mi última noche en La Habana.

En la madrugada, ví la repetición del noticiario nocturno. La noticia principal eran los resolutivos del más reciente período de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, máximo órgano legislativo de Cuba. En la clausura, Raúl Castro Ruz, hermano de Fidel y Presidente del Consejo de Estado y Consejo de Ministros, anunció algo esperado por todos los cubanos: la flexibilización de la política migratoria, y por ende, la eliminación de la Carta Invitación. Mario, el médico que me había acompañado desde la Habana Vieja al Hotel el Lunes, me había comentado que era probable que el requisito de la carta fuera eliminado en el próximo semestre, por lo que la noticia me sorprendió. En su discurso, Raúl me dió la respuesta que tanto buscaba, al exponer los motivos que justificaron la existencia de la Carta Invitación. Al triunfo de la Revolución, una serie de ataques terroristas se sucedieron de manera constante, con el objetivo de desestabilizar al gobierno revolucionario y provocar el malestar de la gente para eventualmente derrocarlo. No bastando con ello, en 1961, ocurrió la invasión a Playa Girón, financiada por el gobierno de los Estados Unidos. En todos estos sucesos, había una regularidad: quienes participaban en esos actos, eran cubanos opositores al régimen, quienes habían salido de Cuba bajo la condición de turistas, cuando en realidad, habían partido a los Estados Unidos a recibir entrenamiento para echar abajo a la Revolución. Ante esos sucesos, se volvió reiterativo saber si los que salían de la isla lo hacían por motivos personales o con ánimos de contrarrevolución, por lo que la Carta Invitación se consideró como el mecanismo adecuado para saber el motivo del viaje de los cubanos.

Como se puede apreciar, dicha medida fue diseñada para responder a un período de tiempo y bajo condiciones muy específicas. El mismo Raúl declaró que dicha medida, al igual que otras políticas, eran obsoletas y debían de ser cambiadas, reconociendo que los cubanos que salen de la isla en la actualidad, lo hacen por motivos económicos, no políticos. Con la duda por fin resuelta, descansé bastante relajado al terminar el noticiero. Pero el descanso no duró mucho, ya que a las 4am estaba nuevamente despierto listo para regresar a Tijuana. Cuando mi hermana terminó de alistarse, bajamos al lobby y alcanzamos a desayunar. Todos los trabajadores del hotel se despedían de nosotros bastante alegres y nos pedían volver pronto. Ya afuera, vimos otra vez al taxista que el primer día nos cobró demás, llevando turistas nuevamente a La Habana Vieja. Tomamos la camioneta que la agencia de viajes mandó por nosotros, y nos dirigimos rápido al aeropuerto.

Al llegar, teníamos que hacer fila para pagar el impuesto de 30dlls que todos los aeropuertos le cobran a los aviones que vienen de Cuba por pasajero. En la fila, una señora brasileña se metió e hizo un escándalo cuando la quité por tramposa. Por suerte, un guardia le dijo que si no se comportaba le quitarían el boleto.
Finalmente, pasamos a la sala de espera, donde un canadiense me contó que ha ido 3 veces a Cuba y que quiere seguir yendo. A las 9am, por fin tomamos el vuelo de vuelta a casa. Al despegar, y mirar por la ventana, observé algo que se me hizo espectacular: la inexistencia de smog sobre la ciudad de La Habana. Esa imagen es la que se me quedó en la mente sobre Cuba, y es la imagen que quiero volver a ver cuando regrese, por que se que lo haré.

1 comentario:

Eriku dijo...

Gran relato de tu aventura en cuba. Nos presentas un panorama distinto del que nos pintan los medios.
Encontre tu blog, por el grupo de MORENAJEBC en facebook.

Saludos.