El Comandante Hugo
Rafael Chávez Frías, es el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela
desde 1999. En este año, 2012, se presenta nuevamente a la reelección, y en
caso de ganar las elecciones presidenciales del mes de Noviembre, sumará otros
6 años a su período de gobierno, tomando protesta el 1ro de Enero del 2013 y
terminando ese hipotético nuevo sexenio el 31 de Diciembre del 2019. Sin
embargo, el Comandante Chávez ha externado su intención de seguir gobernando a
su país hasta el año 2031, es decir, buscaría la reelección continua en 2
ocasiones más. Durante estos 13 años de gobierno, muchas cosas se podrían decir
a favor y en contra de los resultados de su mandato, de su forma de gobernar,
de sus relaciones siempre ríspidas y al borde del rompimiento entre él, los
medios de comunicación y sus opositores políticos, tanto nacionales como
internacionales. Pero a pesar de todas las discrepancias que puedan existir acerca
de la valoración de los 13 años de gobierno “chavista”, todas las opiniones
coinciden en un punto a destacar: Venezuela cambió, y por ende, los venezolanos,
no son los mismos que antes de 1999.
Cuando Hugo Chávez fue candidato a la Presidencia de la República por vez primera, era postulado por una conglomeración de partidos de izquierda débiles y desarticulados, cuya base de unión era el “MVR”, acrónimo del Movimiento Quinta República, creado por Chávez con el fin de aglutinar a todos los simpatizantes que obtuvo después de un frustrado intento de golpe de estado militar el 4 de Febrero de 1992. En esa ocasión, Chávez presentó un plan de gobierno moderado, donde defendía la intervención del Estado en la economía pero con un papel regulador, no de propietario, prometiendo que en caso de ser Presidente, utilizaría los ingresos que la compañía petrolera estatal, PDVSA, obtenía de la venta de petróleo en programas sociales para combatir la pobreza. Por otro lado, el partido en el gobierno, el socialcristiano COPEI, al igual que todos los demás partidos políticos, como el socialdemócrata Acción Democrática, llamaban a Chávez golpista y estatista, argumentando que el Estado debía mantenerse alejado de las cuestiones económicas. El resultado de la elección presidencial de 1998, arrojó un contundente 52% a favor del Comandante, dando inicio a un cambio de época en la historia de Venezuela.
Trece años después, el escenario político venezolano es completamente diferente: Hugo Chávez dejó su moderación, y desde el gobierno, ha impulsado políticas públicas con el fin de transformar a su país en una nación socialista, prometiendo en esta campaña electoral que de ser reelecto, acelerará las reformas estructurales y aumentará las expropiaciones para conseguir este fin. La oposición a Chávez, está agrupada en la coalición “Mesa de la Unidad Democrática”, mejor conocida como “MUD”. Dentro de ella, figuran una decena de partidos, de los cuales destacan los tradicionales COPEI y Acción Democrática, que después de haber gobernado en varias ocasiones cada uno a Venezuela, en la actualidad tienen un peso prácticamente intrascendente y dependen de aliarse con otros nuevos partidos para sobrevivir. Ha sido tal el cambio, que la coalición opositora ha tenido que postular a la Presidencia a un candidato que maneja un discurso muy similar al de Hugo Chávez en 1998. Henrique Capriles promete instaurar una economía de libre mercado con fuertes programas sociales, siguiendo el ejemplo de Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil. Este discurso progresista, es totalmente diferente al que esgrimió el anterior candidato opositor, Manuel Rosales, en 2006, quien abiertamente aseguraba que rompería relaciones con Cuba, cosa que Capriles ha descartado hacer.
Cuando Hugo Chávez fue candidato a la Presidencia de la República por vez primera, era postulado por una conglomeración de partidos de izquierda débiles y desarticulados, cuya base de unión era el “MVR”, acrónimo del Movimiento Quinta República, creado por Chávez con el fin de aglutinar a todos los simpatizantes que obtuvo después de un frustrado intento de golpe de estado militar el 4 de Febrero de 1992. En esa ocasión, Chávez presentó un plan de gobierno moderado, donde defendía la intervención del Estado en la economía pero con un papel regulador, no de propietario, prometiendo que en caso de ser Presidente, utilizaría los ingresos que la compañía petrolera estatal, PDVSA, obtenía de la venta de petróleo en programas sociales para combatir la pobreza. Por otro lado, el partido en el gobierno, el socialcristiano COPEI, al igual que todos los demás partidos políticos, como el socialdemócrata Acción Democrática, llamaban a Chávez golpista y estatista, argumentando que el Estado debía mantenerse alejado de las cuestiones económicas. El resultado de la elección presidencial de 1998, arrojó un contundente 52% a favor del Comandante, dando inicio a un cambio de época en la historia de Venezuela.
Trece años después, el escenario político venezolano es completamente diferente: Hugo Chávez dejó su moderación, y desde el gobierno, ha impulsado políticas públicas con el fin de transformar a su país en una nación socialista, prometiendo en esta campaña electoral que de ser reelecto, acelerará las reformas estructurales y aumentará las expropiaciones para conseguir este fin. La oposición a Chávez, está agrupada en la coalición “Mesa de la Unidad Democrática”, mejor conocida como “MUD”. Dentro de ella, figuran una decena de partidos, de los cuales destacan los tradicionales COPEI y Acción Democrática, que después de haber gobernado en varias ocasiones cada uno a Venezuela, en la actualidad tienen un peso prácticamente intrascendente y dependen de aliarse con otros nuevos partidos para sobrevivir. Ha sido tal el cambio, que la coalición opositora ha tenido que postular a la Presidencia a un candidato que maneja un discurso muy similar al de Hugo Chávez en 1998. Henrique Capriles promete instaurar una economía de libre mercado con fuertes programas sociales, siguiendo el ejemplo de Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil. Este discurso progresista, es totalmente diferente al que esgrimió el anterior candidato opositor, Manuel Rosales, en 2006, quien abiertamente aseguraba que rompería relaciones con Cuba, cosa que Capriles ha descartado hacer.
El hecho de que Hugo Chávez haya colocado la
cuestión de la pobreza como prioridad en su discurso y gobierno, ha
transformado a otros grupos políticos, forzándolos a dejar su acendrado anti estatismo
y teniendo que adoptar una imagen progresista con tal de estar en condiciones
de competirle electoralmente. La sociología política, al ser la rama de la
sociología que estudia la participación de los distintos grupos sociales en la
política y como estos influencian la toma de decisiones gubernamentales y la
actividad de otros grupos, permite comprender porqué este cambio en la
propuesta de la oposición. La fortaleza del mensaje de Hugo Chávez, la
movilización de sus seguidores y su afianzamiento en la Presidencia, ha cambiado
no solo el nombre de Venezuela, si no también el discurso de los anteriores
grupos detentadores del poder político. Una
hegemonía ideológica progresista se perfila como la dominante en ese país
caribeño y, desde 1999, “bolivariano”.