jueves, 15 de noviembre de 2012

Los Estados Unidos de América ¿Una Democracia, o una Plutocracia?

Con la finalización del proceso electoral en Estados Unidos, cuyo resultado final fue la reelección de Barack Obama como Presidente, las voces críticas en torno al sistema electoral estadounidense, único en todo el mundo, volvieron a alzarse como ya es costumbre cada 4 años. Entre las muchas críticas que se le hacen se pueden encontrar desde la tradicional que denosta la elección indirecta del Presidente, ya que los votos de los estadounidenses no van directamente al candidato que apoyen, sino a la elección de delegados al Colegio Electoral los cuales son los que realmente eligen al candidato ganador, hasta la más actual que cuestiona el alto costo de las campañas presidenciales. Y es ahí donde radica el cuestionamiento de fondo al sistema político estadounidense, que, aunque presuma de ser democrático, se encuentra muy lejos de serlo.

¿Es verdaderamente democrático el sistema político que rige en Estados Unidos? Los fundadores de ese país ¿Realmente buscaban establecer la democracia en las 13 Colonias Inglesas de América? ¿O su verdadera intención al luchar por la independencia era proteger sus intereses económicos? En la historia oficial de los Estados Unidos, a los personajes que liderearon la revolución contra el Reino Unido, que firmaron la Declaración de Independencia o redactaron la Constitución Política de 1787, se les conoce como “Los Padres Fundadores”, los “Founding Fathers of the Nation” en inglés. Dentro de estos individuos, los más conocidos son George Washington (primer Presidente de los EEUU y quien sale en los billetes de 1 dólar) Benjamin Franklin (inventor que aparece en los billetes de 20 dólares) y Thomas Jefferson, tercer Presidente de los Estados Unidos, principal redactor de la Constitución y el personaje histórico que aparece en los billetes de 2 dólares. Sin embargo, existen 3 Padres Fundadores cuya forma de pensar es poco desconocida por la población, debido a sus polémicas creencias. Esos “Founding Fathers” fueron John Jay, James Madison y Alexander Hamilton.

Estos personajes, contrario a lo que se pudiera pensar, no eran partidarios de la democracia. Por el contrario, defendían al régimen que ellos denominaban “Republicano”. Para ellos, la República consistía en un gobierno civíl que buscaría el bienestar de todos, pero solamente debían participar en el los propietarios. Aunque parezca exagerado, los Fundadores de los Estados Unidos lo reconocían abiertamente, como Hamilton quien declaró que el pueblo “era una gran bestia” que debía ser domada a través de la “República”, ya que en la democracia, al poder acceder los pobres al gobierno, estos pueden utilizar a las instituciones para acabar con los privilegios, posibilidad contraria al pensamiento de John Jay quien dijo que “quienes son dueños del país deben gobernarlo”.

Esta forma de ver los asuntos de gobierno se ha mantenido en la mentalidad de los estadounidenses hasta nuestras fechas, y su sistema político está diseñado para preservar los privilegios de los más encumbrados. El sistema electoral dificulta la creación de partidos políticos nacionales distintos a los tradicionales Republicano y Demócrata, ya que no existe una ley única para el registro de partidos políticos nacionales, si no que se deben de cumplir requisitos específicos por cada entidad. Sin embargo, el principal obstáculo para quienes quieran participar en las elecciones son las altísimas cantidades de dinero que se necesitan para costear una campaña electoral. ¿Y quienes pueden financiar las campañas electorales? Pues los millonarios, los “dueños del país” como decía Jay. Y es por ello que el sistema de gobierno de los Estados Unidos no es una democracia, si no una plutocracia, palabra griega que significa “pluto = ricos” “cracia = gobierno”, es decir, “el gobierno de los ricos”.
En la campaña electoral de 2012, se rompieron todos los récords de gasto en los Estados Unidos. Tan solo en anuncios publicitarios en televisión, los republicanos gastaron 411 millones de dólares, mientras que los demócratas desembolsaron la cifra de 301 millones de billetes verdes. ¿Que tan democrático es un sistema donde se necesitan semejantes cantidades de dinero para poder competir? ¿A poco se cree que cualquier estadounidense tiene las posibilidades no solo de postularse, si no de ganar las elecciones sin contar con estos recursos económicos?

Por eso afirmar que los Estados Unidos son un ejemplo de país democrático simplemente no está apegado a la realidad. Incluso, revisando quienes han sido presidentes de dicha nación en los últimos 50 años, podemos encontrar que salvo las excepciones de Bill Clinton y Barack Obama, el resto son o fueron empresarios pudientes. Los republicanos George Bush padre y George Bush hijo, dueños de petroleras, Ronald Reagan actor multimillonario, o el demócrata James Carter, prominente terrateniente, son solo una muestra de que para ser Presidente de los Estados Unidos, o hay que ser empresario, o ser financiado por los poderes fácticos de ese país, como ocurrió en el año 2008, elección en la que los principales bancos financiaron principalmente la campaña de Obama, quien a pesar de tener un origen humilde y que logró estudiar becado en universidades como Harvard, es también receptor de apoyos financieros provenientes de grupos económicos de enorme peso a nivel nacional e internacional.

Además, la dificultad de acceder a un puesto público ante la falta de enormes cantidades de dinero se presenta no solo en la elección presidencial, si no también en la elección de los Senadores. Por ejemplo, de 100 miembros que integran el Senado de los Estados Unidos (dos senadores por cada uno de los 50 estados) solamente dos no pertenecen al Partido Demócrata o al Republicano (Bernie Sanders de Vermont y Angus King de Maine), y Sanders es el único Senador que se declara abiertamente socialista de todo el país. El hecho de que solo en estados tan chicos y con poca gente como Vermont, que apenas supera los 620 mil habitantes, o Maine que tiene una población de 1 millón 300 mil personas, es una muestra de que en estados extensos territorialmente hablando y con alta población, como California, el no contar con decenas de miles de dólares para la campaña vuelven imposible aspirar a cualquier puesto de elección popular.

Para Abraham Lincoln, la democracia es el “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” y, como todos lo sabemos, el pueblo ni maneja chequeras ni puede realizar donaciones a una campaña presidencial de 1 millón de dólares, como lo hicieron el productor cinematográfico Steven Spielberg y el actor ganador del Óscar, Morgan Freeman. Mientras la cantidad de dólares y no la cantidad de votos siga siendo la que decida los resultados electorales en los Estados Unidos, este país no podrá ser considerado de manera cabal como una democracia, y habría que clasificarlo como una plutocracia.