Un mitin de Andrés Manuel López Obrador es un acto muy rico culturalmente hablando. Observar la presencia del pueblo razo vitoreándolo, pero al mismo tiempo, ver a personas de las clases altas apoyándolo, es un reflejo de la amplitud de su movimiento. Además, las consignas, las pancartas, las mantas y en ocasiones, los disfraces de la gente, vuelven a este tipo de reuniones en algo muy folklórico.
Pero la alegría, entusiasmo, camaradería e irreverencia de los mitines de AMLO se acentúan exponencialmente cuando la concentración popular se realiza en la más importante plaza pública de México: La Plaza de la Constitución, la plancha del Zócalo de la Ciudad de México. Ahí, conviven paisanos de las más diversas caracterísitcas, desde los campesinos mixtecos de Oaxaca, hasta el empresario norteño de Monterrey, pasando por los costeños jarochos y el "agringado" baja californiano. Alrededor del Zócalo, diversos puestos ofertan sus mercancías, las cuales pueden ser tazas, camisetas o llaveros con la imagen del mismo Andrés Manuel, hasta las obras completas de Vladimir Ilich Ulianov "Lenin". Es impresionante ver la cantidad de vendedores de libros que hay en cada mitin, y más impactante es saber que la mayoría de los libros serán comprados. Pero los que siempre tienen éxito, son los vendedores de los pins del águila juarista, símbolo del movimiento obradorista, y claro, los puestos de tacos de canasta de 8 x 10 pesos.
El evento del Domingo 25 de Julio, se revistió de particular importancia, debido a que el motivo de la concentración era presentar el Nuevo Proyecto Alternativo de Nación con el que López Obrador buscará ganar nuevamente la Presidencia de México en las elecciones presidenciales de 2012. Además, para demostrar la presencia nacional de su movimiento, participaron como oradores representantes de los 31 estados de la república y del Distrito Federal, informando sobre los avances de la organización obradorista, el "Gobierno Legítimo". La idea de esto era enseñar el músculo, pero escuchar a todos los participantes fue algo muy agotador. Pero cuando a las 12:30 habló el líder del pueblo, el Presidente Legítimo de México, todo ese cansancio se convirtió en una algarabía apoteósica. Y cuando AMLO habló sobre construir una república amorosa y recuperar el sentido de vida comunitaria, los asistentes fuimos consumidos por la cursilería del discurso y terminamos abrazando al resto de nuestros compañeros. Esto quedó mayormente demostrado cuando la actriz Jesusa Rodríguez, cual misa dominguera, nos invitó a todos los asistentes a estrechar nuestras manos deseándonos la paz. Definitivamente, estábamos más en una especie de "AMLOve Parade" que en un mitin político.
Recapitulando, el evento del Domingo reflejó la fuerza del obradorismo, la reafirmada decisión de todos los delegados de participar con más dedicación en la preparación de la candidatura presidencial de AMLO y sobre todo, la vigencia del Proyecto Alternativo de Nación de nuestro líder. El haber vuelto a llenar el Zócalo, demuestra una vez más, que el "Peje" está políticamente más vivo que nunca. Y viene por la revancha.
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