Hace 8 meses, fue el diputado local perredista Armando Chavarría. El Domingo pasado, fue Rey Hernández, dirigente estatal del Partido del Trabajo en Guerrero. Ambos asesinatos, perpetrados a mano armada. Ambos asesinatos, sin indicios de estar relacionados con locuras pasionales o al narcotráfico. Ambos crimenes sin respuesta.
Este homicidio, se da rodeado de un contexto bastante ríspido. Mientras los partidos del FAP (PRD, PT y Convergencia) comenzaron pláticas con el Partido Acción Nacional para acordar una alianza para las elecciones del 2011, el PRI se encuentra en medio de una disputa interna entre el Alcalde de Acapulco Manuel Añorve Baños y el Senador Ángel Aguirre Rivero por la candidatura a Gobernador de Guerrero. El mal gobierno de Añorve en Acapulco y la poca capacidad de convocatoria de Aguirre, ha provocado que el panorama de triunfo que hace 1 año veían los priístas se encuentra actualmente por los suelos.
¿Y donde entra Rey Hernández? El también ex diputado local estaba en contra de los petistas que anhelaban una alianza con el Revolucionario Institucional. El único móvil que se ve lógico por el cuál pudo ser asesinado, es el político.
Todo esto nos lleva a una conclusión: El dinosaurio está dispuesto a todo con tal de gobernar Guerrero en 2011, y a México en 2012.
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