PERIPLO POR PEPE MUJICA. CUARTA PARTE.

IV

La cruda realidad regresa con el noticiero de este domingo 28 de febrero. Terremoto y tsunami han devastado a Chile y sus vecinos. Ayer por la tarde recibí la llamada de mi segunda hija, alarmada. Afortunadamente, hasta acá no ha llegado el movimiento telúrico y nos espera un día de fiesta y más actividades político sociales.

Anoche supe que Jesús Ortega, Presidente del Partido de la Revolución Democrática (MÉXICO) estaba aterrizando y trasladándose al mismo hotel donde se hospeda Eliana. Así que hoy, después de desayunar, bajé al cajero y saque, de la cuenta de HSBC, los últimos 200 pesos; regresé a pagar los 37 dólares y 160 pesos (900) y me fui a buscar a Ortega. Estaba preguntando en la carpeta por él, cuando me percaté de que se encontraba justo a mi lado. Después de la sorpresa, y los saludos de rigor, nos fuimos a caminar 10 cuadras alrededor. En mi calidad de articulista lo entrevisté y se portó de maravillas. A todo respondió con coherencia. Me reveló algunos secretos. Y nos despedimos enfrente de su hotel pues debía de verse con René Arce para limar las asperezas. Espero que el Frente Amplio los ilumine, para beneficio de todos los mexicanos, que llevan años tratando de salir de tanta explotación, corrupción, represión y violencia, desde el Estado y desde los cárteles, propiciados por el mismo Estado.

Parte de la tarde estuve intentando entrar al Internet del hotel, pero la señal se iba y venía; me cambié a la PC de ahí y estuvo lentísima esa máquina; al fin pude enviar hasta la mitad del capítulo IV a una lista que ayer quedó pendiente. Luego me fui a un Cyber y empecé los mismos envíos a los ex y la familia. Era imperioso hacerle un homenaje a nuestro querido Carlos Montemayor, que se nos fue esta madrugada. Le dediqué el envío y le lloré unas silenciosas lágrimas de amigo. Nunca terminaré de agradecerle el Prólogo a mis Memorias. Al salir del Cyber me encontré un puesto de hamburguesas y repetí la dosis de ayer. Mi economía estaba tocando fondo.

A las puras 7 salí de mi habitación y a tres cuadras, en la Plaza Independencia, esperé el desarrollo del programa de despedida del aún presidente Tavaré Vázquez. Igual que ayer, todo empezó con una hora de retraso. La hora uruguaya es muy parecida a la hora mexicana. Nada que ver con los ingleses. Me encontré con Eliana y la simpática peruana conocida como la María Tegui (después les hago ese cuento que escuché anoche). Luego llegó Modesto con el Chato Peredo y su familia. A Modesto le regalé mi Diario del Chelís en Bolivia, Argentina y Uruguay, pues lo primero que me preguntó, al vernos, fue si había traído el libro que le platiqué anoche. Y le enseñe la foto que le comenté, donde estoy bailando tango en el Caminito, con un pie que dice: “La carne es débil”.

Nos fue difícil ver la ceremonia pues estábamos atrás de una multitud con las banderas desplegadas. Pero se sintió la vibra de las masas cuando cantaron el himno nacional y corearon al presidente al pronunciar las palabras de despedida. Tavaré habló con palabras sabias, con la conciencia tranquila, agradeciendo a su familia, sus colaboradores y su pueblo todo el apoyo recibido. Y concluyó con un lema que me enchino el cuero: HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE!!!

Lo bueno me esperaba en la noche, en la fiesta que ofreció el MPP. Al entrar, me encontré con Ariel Crossa, el Tupa que me acompañó varios días en Buenos Aires, hace 4 años; el mismo que me presentó al Pelao Gorriarán y a Lapolla. Saludé a Chela, a Lucía y luego conversé con Julio Marenales, el mismo que me recibió en el local del MLN, hace 4 años y me explicó su posición, reiterada hoy en su discurso: tenemos que hacer trabajo ideológico, crear cuadros, construir partido, tejer redes sociales, si no, en el mejor de los casos vamos a ayudar a crear un capitalismo bueno… Y ese no es el objetivo estratégico por el que lucharon y murieron cientos de compañeros.

La noche concluyó con el aviso de que mañana, a partir de las once, nos entregarán nuestras acreditaciones para participar en el acto de asunción del Presidente Tupamaro. Me despedí de Ariel y quedamos en la posibilidad de viajar juntos a Buenos Aires, el próximo miércoles. Ahí mismo me presentó a un par de jóvenes argentinos, herederos de la energía y visión del Gran Pelao.