miércoles, 10 de marzo de 2010

PERIPLO POR PEPE MUJICA. OCTAVA PARTE.


VIII

Jueves 4 de marzo. Amaneció nublado. Salí a peinar la zona y empezó a chispear. Regresé por mi sombrero y llegué a la playa Mansa; caminé por toda la rambla (boulevard costero) José Gervasio Artigas. Pasé por el puerto y le di la vuelta a la península, hasta llegar a la playa Brava. ¡Cuántas casas de lujo y edificios, casinos y comercios del primer mundo! Más los que están naciendo. Me acordé de Peñasco, también con un boom inmobiliario, por sus playas vírgenes y ardientes y a bajos precios.

El sol no salió nunca, así que me comí un pescado en el Olivos´s y me fui a leer y escribir en mi habitación. Nunca me pude conectar con Internet desde mi latop. A las 6 corrí hacia el cine, a dos cuadras, para ver Invictus, con Mandela como personaje central. Y ya entrado, me quedé a ver El secreto de sus ojos, sobre un argentino que se hace justicia por su propia mano y encarcela a un asesino y violador de su mujer, en su escondido rancho. ¡Muy interesantes ambas películas! Se las recomiendo.

Hoy viernes 5 de marzo por fin me metí al agua; pero estaba fría y no duré mucho. Preferí ir a conocer el pueblo cercano: Maldonado. El bus cuesta 16 pesos. De aquí a allá son 5 kms de terrenos donde las inmobiliarias se disputan cada metro cuadrado, pues es como oro. Caminé por sus calles hasta encontrar una oferta atractiva: 70 pesos por un guisado de pollo, pasta, papa y pan. Como no me quisieron vender una copa de vino compré toda la botella: 150. Pero me tomé nomás dos copas, lo permitido por mi sobrina, mi doctora de cabecera.

Ahora debo preparar la maleta, pues a medianoche tomaré un autobús que me dejará en el aeropuerto. De ahí a Lima, con escala en Asunción, ahí donde el Pelao, y varios internacionalistas, ajusticiaron a Somoza. De Lima volaré a San José, donde debo dormir mañana. Y el domingo, muy temprano, hacia el DF, para llegar como a las 10 de la mañana.

Allá escribiré el Epílogo de esta jornada.



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